En la Esquina entre Velazquez y O´Donnel en Sevilla había una pescadería, restaurante y hotel que era «El Málaga«.
Recuerdo una vez, siendo yo un chaval, que se acercó a mí un señor, y mantuvimos esta conversación:
–¿Sabes tú adonde queda
la habitación de los picadores?
–Es la segunda a la izquierda,
la que huele a “Tio Bigote”.
Que vienen desde Valencia,
«destrozaitos» los pobres,
de la soba que le dieron
los del Conde de la Corte.
— Que tengas muy buenos días, …
y ¡Gracias por el informe!. …
Pero, ¿Cómo es que sabes tanto?.
¿Es que acaso los conoces?.
Si es una indiscreción
te ruego que me perdones.
— Pues no se preocupe Vd.
Nada de indiscreciones.
Yo le hablo de esta forma
porque conozco a esos hombres.
Porque es mi padre uno de ellos,
Por “Curro Sanlúcar” reza.
y el que va de compañero,
no es otro que Paco Atienza.
Y han llegado del sorteo
y han comido a la carrera…
Un platito de jamón
y un filete de ternera.
Y es que más que compañeros,
por lo bien que ellos se llevan,
se me parecen hermanos,
aunque no haya parentela.
Nunca ni un sí ni un no,
nunca una sola queja,
ni una sola palabra
dicha con aspereza.
Ahora están descansando,
están durmiendo una siesta.
Y es que han visto esta mañana
lo que luego les espera,
y con el descanso quieren
quitárselo de la cabeza.
Que ya habrá tiempo esta tarde,
cuando salgan a la arena,
de preocuparse del toro,
de quitarle su fiereza,
para que pueda el torero
lucirse con su muleta,
y cuando arrastren al bicho.
¡¡¡ Que se vaya sin orejas !!!
Manuel Muñoz Díaz